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¿Papá, escuchas a tu hijo cuando te habla?

El éxito de cualquier relación es la buena comunicación. Sin ella, aspectos como la autoestima, el respeto y la confianza pueden verse seriamente afectados. ¿Qué tan seguido hablas con tus hijos?

“Mañana”, “Ahora no tengo tiempo”, “Estoy cansado”, “Luego hablamos” son frases que, aunque en ocasiones más de un padre de familia dice, deberían desaparecer del repertorio de las conversaciones entre padres e hijos por una sencilla razón: en un diálogo fluido y abierto está la clave de una relación sana y fuerte.

Cuando un niño es escuchado por sus padres valida sus emociones y opiniones, lo que le permite fortalecer lo que los sicólogos llaman los autoesquemas (autoestima, autoconcepto, autoeficacia), que harán del niño o niña una persona más segura de sí misma, más tranquila y más feliz.

“Una de las tareas del desarrollo es que el niño construya un lugar en cada ambiente en el que está y el primer sitio donde lo hace es en su lugar de pertenencia, es decir, en la familia. Entonces, cuando un niño sabe y siente que los adultos lo escuchan, va a confiar más en sus capacidades, va a estar seguro del lugar que ocupa en el corazón de sus padres y va a tener más herramientas para la solución de sus problemas. Es por eso que el tema de la escucha entre padres e hijos es esencial”, explica la sicóloga de IPS SURA, Natalia Aristizábal.

Y es que en el diálogo está la clave de la confianza que como explica Isabel Cuadros, directora de la Asociación Afecto, es una de las herramientas más efectivas cuando se trata de proteger a los menores de edad de peligros como el abuso sexual.

“Al contrario de lo que uno se imagina, muchos abusadores tienen bastante tiempo para desarrollar la fase de reclutamiento y de seducción del niño. Entonces, si el menor tiene buena comunicación y no tiene miedo o pena con sus padres va a contar más rápido cualquier tipo de situación peligrosa”, señala Cuadros.

Un diálogo abierto, tranquilo y fluido genera confianza, y cuando en una relación la confianza es el centro de todo, hablar de cualquier tema es mucho más sencillo, incluso de temas que les incomodan a los padres como la sexualidad, que va más allá del mero contacto genital.

Aprender a escuchar para educar niños más seguros y tranquilos

De acuerdo con Isabel Cuadros, uno de los factores que dificulta la buena comunicación con los hijos en temas de sexualidad es la forma en la que los colombianos hemos sido educados: “En Colombia la cultura de la crianza es sumamente autoritaria y eso crea una barrera invisible, por así decirlo, que aleja a los niños de los padres. Esto resulta sumamente dañino para las dos partes porque por un lado los adultos no van a saber lo qué está ocurriendo con sus hijos, y por otro lado, los menores van a estar más expuestos a personas que pueden hacerles daño”.

No se trata de ser amigos en lugar de padres, sino de encontrar un punto medio que permita afianzar lazos entre los adultos y los niños.

En el país muchas instituciones están trabajando para proteger y contribuir a la sana convivencia de los niños, niñas y jóvenes. Una de ellas es la Fundación SURA con su Programa de Educación Sexual y Sana Convivencia, Félix y Susana. ¿Pero qué tiene que ver un programa de educación sexual con la importancia del diálogo entre los padres y los hijos? Absolutamente todo, pues como lo explica la sicóloga Natalia Aristizábal, cuando existe una buena comunicación entre padres e hijos el respeto se fortalece, un valor vital para vivir una sexualidad sana.

Como lo enseñan Félix y Susana a padres de familia de todo el país, la sexualidad también se trata del autocuidado, del respeto por sí mismo y por el otro, de la forma de expresar nuestras emociones y de la forma de relacionarnos con el mundo. Todos estos factores se aprenden en casa a través del ejemplo, y por supuesto, a través del diálogo constante.

Por eso la próxima vez que su hijo se acerque a preguntarle o contarle algo, no lo deje para después, mejor mírelo a los ojos, escuche atentamente, esté pendiente de su lenguaje no verbal, de sus gestos, hágale preguntas, responda con claridad y, sobre todo, agradézcale por haber hablado con usted. Recuerde que un niño escuchado será un adulto que sabrá escuchar, y con mayores herramientas para protegerse.

Una de las tareas del desarrollo es que el niño construya un lugar en cada ambiente en el que está y el primer sitio donde lo hace es en su lugar de pertenencia, es decir, en la familia. Entonces, cuando un niño sabe y siente que los adultos lo escuchan, va a confiar más en sus capacidades


Referencias

  • Artículo publicado en la sección educación de www.semana.com
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